23.2.11

Política nacional

JOSÉ PEDRAZA Y EL MOVIMIENTO OBRERO
El martes 22 de febrero fue detenido José Pedraza, secretario general de la Unión Ferroviaria, acusado de integrar el "emprendimiento criminal" que terminó en el crimen del militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra. Recordamos las opiniones del líder ferroviario sobre el movimiento sindical y el trabajo precario, en tramos de Contra el dogma del posibilismo, entrevista de Jorge Taiana en Cuadernos de Crisis, El movimiento obrero (1973-1988), nº 34 de abril de 1988.




   -“El sindicalismo posterior al '45 desarrolló sus luchas dentro de un proceso de industrialización y con una desocupación reducida. Luego de Martínez de Hoz se potencia la desocupación, el cuentapropismo, el empleo temporario y la creciente precarización de la fuerza de trabajo. Ante esto ¿la acción sindical replantea sus tácticas? ¿Cómo articular las demandas de los trabajadores agremiados con los que no lo son?

   -Sería conveniente no sólo mirar al '45 sino pensar en las razones por las que surge el sindicalismo luego de la revolución industrial y de los distintos modelos que se suceden desde entonces. Así, teniendo una visión histórica más abarcadora, es más fácil entender que en la actualidad hay que transformar toda la acción, la dirigencia y la propia estructura sindical. Necesitamos replantearnos el perfil del sindicalismo. Además de las acusaciones de claudicación y colaboracionismo que recibió merecidamente en algunos casos, el modelo sindical predominante en la década del '60 era, en realidad un sindicalismo clasista que respondía a un modelo económico desarrollista donde la expansión del capital necesitaba una fuerza de trabajo disciplinada y en buenas condición de reproducirse. Para ello era necesario un sindicalismo vertical, abarcativo de toda la clase trabajadora, autoritario y rígido en su estructura interna y que diera buenos servicios sociales. Frente al capital golpeaba y negociaba, ampliaba demandas y avanzaba no sólo el sector que actuaba en esa ocasión. Debido a la homogeneidad del mercado de trabajo en ese momento, el avance logrado por un sector sindical permitía el avance del resto del movimiento obrero. Hoy todo esto ha cambiado, entonces es absurdo, es anacrónico quedarse prendido de lo que fue. La clase trabajadora actual no es la misma del '50 o del '60, aquí hubo cambios terribles, devastadores, que se hicieron contra nuestra voluntad, por lo tanto hace falta crear un nuevo sindicalismo, en lugar de quedarse a pensar cómo se reeditan la glorias pasadas de un sindicalismo fuerte y vertical.
   La reducción de la clase trabajadora por achicamiento del aparato productivo tuvo como consecuencia que en lo organizativo, se redujera la base sindical con el debilitamiento de la representatividad, y en lo laboral surgieran esos fenómenos que se mencionan en la pregunta. Aceptar los cambios significa plantearse vínculos con los sectores no sindicalizados. Debemos pensar en nuevas formas organizativas, no rígidas y abarcadoras de esta nueva realidad. La CGT no sólo debe expresar las demandas sociales del movimiento obrero organizado sino del conjunto de los sectores populares; en ese sentido, un primer paso a dar sería plantearse hacia los trabajadores 'no formales' políticas de solidaridad en el campo de las prestaciones sociales.
   Otro aspecto sería el referido a las formas organizativas y a la regulación del trabajo. En general el trabajo precario indica subocupación y trabajo en negro. No se cobra ni el salario mínimo y no hay ningún control sobre esto; son las viejas fórmulas salvajes de explotación de la mano de obra. Nosotros debemos tener propuestas hacia estos sectores, que sin destruir la precaria fuente de trabajo se puedan mejorar las condiciones en que el mismo se presta. Darles servicios de seguridad social a través de nuestros sistemas de obras sociales y financiado con fondos públicos destinados a asistencia social. Esto que puede parecer reformista es muy importante porque permite el reencuadramiento, aunque sea asistencial, de esos trabajadores expulsados del mercado de trabajo y de la sindicalización tradicional. Otro aspecto que exige nuestra inmediata intervención es el referido a la incorporación de tecnología que se está realizando de manera salvaje y sin ningún control social. Creo que la introducción de nuevas tecnologías en el proceso productivo es inevitable, pero nosotros debemos controlar su aplicación y evitar consecuencias como la desocupación y nuevas enfermedades profesionales.”


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