29.12.10

Política

HACE 20 AÑOS MENEM VIAJABA EN LA FERRARI A 150 Km/h
El jueves 3 de enero de 1991 el presidente Carlos Menem condujo su automóvil Ferrari desde la quinta presidencial de Olivos hasta el balneario de Pinamar en poco más de cuatro horas. El primer mandatario recorrió los casi 400 km a un promedio de 110 km/h, violando las normas viales. El viaje -con un vehículo regalado a Menem por un empresario italiano- se produjo pocos días después de un controvertido indulto. Fragmentos de El auto fantástico, nota de Gabriel Pandolfo en la revista Noticias, nº 732 del 6 de enero de 1991.




   “Cuenta la leyenda que San Martín quiso entrar una tarde en un polvorín en El Plumerillo, pero el soldado que estaba de guardia le impidió el paso, porque el mismo general había dado orden de no permitir el acceso a ninguna persona con espuelas, pues al menor chispa podía hacer volar el lugar en pedazos. También cuenta la misma leyenda que San Martín insistió y hasta se burló del soldado, pero ésta no cejó en su determinación y hasta llegó a apuntarle con una bayoneta para que se alejara del lugar. Finaliza la leyenda relatando que horas más tarde San Martín, sin haber podido cumplir su propósito, hizo llamar al soldado, no para tomar represalias, sino para felicitarlo y regalarle un peso de plata, por su respeto a las reglas. Aunque esto no fuese cierto, como tantas otras historias ejemplares, está claro que el 3 de enero de 1991, el presidente Menem-post-indulto no tuvo ni la más mínima posibilidad de consolidar las reglas de tránsito, un día después de inaugurado el Operativo Sol de la temporada, pues según sus propias palabras violó el límite de velocidad con la pública Ferrari 348 TB, establecido en 110 kilómetros por hora. El Presidente viajó a 150 km/h según él mismo dijo, pero luego señaló que la velocidad promedio fue de 95-100 km/h.
   Atravesó 21 puntos calificados como 'zona de riesgo', por lo que a la velocidad que dijo haber viajado tendría que haber sido blanco de otras tantas multas. Pero éste es sólo un aspecto de su personalidad.
Hay quienes aseguran que Menem, el Presidente, muestra una total falta de límites desde los dos lugares que ocupa.
   Como ciudadano no cumple las normas de tránsito y, como presidente -más allá de las ociosas reglas del protocolo-, pone en peligro su seguridad. Pero su corazón no tiene molde y con los entredichos y críticas provocados por 'el regalo' de la 348 TB y el aire un poco caldeado por el indulto y sus secuelas, el primer mandatario se monta al rayo de su Ferrari para ir a Pinamar. 'No hay que olvidar -dijo a Noticias recién llegado al balneario- que esta Ferrari me la donaron a mí y por todo el lío que se hizo, ahora es del gobierno. Mientras yo privatizo por un lado, mis cosas las estoy estatizando'.
   El presidente Menem sabe sorprender y de esta manera, como los efectos de Hollywood, encandila el público con el nuevo golpe de asombro, superando la escena anterior, vaciándola de contenido gracias a un artilugio de sucesos shockeantes, lo que no da oportunidad de profundizar lo anterior en el gran porcentaje de espectadores. Menem confía en su suerte y despliega su arte y su magia para el placer de quienes lo miran y lo admiran. 'El sabe manejar muy bien los hilos del poder -dice Marcelo Hernández, psiquiatra- y la mayoría de las veces muestra la cara que la sociedad quiere ver.'
(…)
   Con su sonrisa espectacular y la seguridad de que había recorrido de rojo un camino en todas las mentes argentinas, las declaraciones de un ex general, la repercusión internacional de indultar de su decisión de indultar y otras tantas pequeñeces, habían perdido interés. El hombre de remera fucsia descendía de un 'maravilloso juguete', que le enviaron la mitad más uno de los ciudadanos por él gobernados. Eso era lo más importante del día. Mañana, su genio dirá.”

Sin patente (recuadro)
   “La Ferrari que condujo desde Olivos hasta Pinamar no tiene patente. Esto quiere decir que cualquier efectivo policial, abocado al Operativo Sol, según marcan las leyes, debió haber 'remitido' el auto, como primera medida, para que luego el Tribunal de Faltas determinase el valor a pagar por la infracción. Y aun cuando se pagase la multa, el auto no hubiese sido devuelto hasta concluido el trámite para obtener la patente. Pero Menem es una excepción y, como dicen sus amigos, 'tiene chapa de sobra'”
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