26.10.10

Ciencia

HACE 40 AÑOS LELOIR GANABA EL PREMIO NOBEL
El 27 de octubre de 1970 el científico argentino Luis Federico Leloir ganaba el Premio Nobel de Química. Era la tercera ocasión que un argentino obtenía ese galardón y el segundo en ciencias luego de Bernardo Houssay en 1947. La crónica de la premiación, en extractos de Nobel Leloir: toda una vida, nota de Primera Plana, nº 405 del 3 de noviembre de 1970.



   "Parece el sabio de los cuentos: paciente, retraído, olvidadizo. Gobierna un sigiloso mundo de probetas, serpientes de vidrio y tubos de ensayo; gasta vaqueros y guardapolvo gris, de fajina. Su cuartel general fue casi inaccesible a los periodistas: 'Más publicaciones se hace, más se distrae uno -tremoló-; por eso prefiero trabajar en silencio, sin publicidad alguna'. Las ceremonias, por otra parte, le producen escalofríos; cuando le anunciaron que había ganado el premio anual de la Fundación Bunge y Born -un millón de pesos-, en 1965, tembló: 'ahora tendré que decir un discurso'. Estaba como siempre, en su laboratorio, tratando de calentar su almuerzo al calor de una estufa de gas.
   Durante largos años, Luis Federico Leloir (64 años, una hija de 22) consiguió mantener indemne su ciudadela. 'Una de las mayores dificultades de mi trabajo -solía atajarse- es la dispersión en tareas externas al laboratorio; comisiones, consultas, entrevistas periodísticas.' El martes pasado su castillo se derrumbó de un solo golpe: entonces se supo que Leloir había obtenido el Premio Nobel de Química 1970.
   A las 9.15 la noticia trepidó en Buenos Aires; quince minutos después, en Newton al 2400, su mujer vio desfilar a los primeros cronistas. 'Mi esposo ya se fue -disculpó-, no sabe aún que le dieron el premio.'
   Por la tarde, en el laboratorio que dirige desde hace un cuarto de siglo -Instituto de Investigaciones Bioquímicas de la Fundación Campomar-, el experto demostró que su ascetismo no se corroe ante los halagos: 'Este premio, supone mucho para nosotros -aceptó-, pero tiene sus inconvenientes. Hoy, por ejemplo, ya no podremos trabajar'.
   En realidad, desde el domingo anterior sospechaba que el lauro podría caer en sus manos. 'Pero sólo esta mañana me lo comunicó oficialmente el Embajador sueco en la Argentina.' Se sabe, también, que la recompensa estuvo a punto de llegarle en dos oportunidades anteriores: 1956 y 1958. 'Tengo informaciones confidenciales -desliza- de que el doctor (Bernardo) Houssay me ha propuesto varias veces antes'.
   Era un secreto a voces: 'Son muy pocos los que, como Leloir, tienen merecimientos suficientes para aspirar al Premio Nobel -dijo Houssay en 1963-. No debe extrañarnos que en cualquier momento se lo concedan'.
(...)
   La Academia Sueca de Ciencias, encargada de seleccionar a los candidatos, lo inundó de elogios. 'Su notable serie de hallazgos -reza el dictamen- arrojó nuevas luces sobre el comportamiento del organismo y podría conducir a un conocimiento del organismo y podría conducir a un conocimiento más perfecto de la diabetes y otras enfermedades internas'. Y agregó: `Pocos descubrimientos han tenido tanta influencia en la investigación bioquímica'. El agasajado -que recibirá 80 mil dólares en la ceremonia del 10 de diciembre, en Estocolmo- se permitió una humorada: 'Lo único que puedo hacer es darles las gracias y esperar que no hayan cometido un error', fantaseó. No es fácil que lo cometan; entre otras cosas, porque consideraron su labor de tres décadas. Fue hacia 1940 cuando empezó a trazarse el rumbo definitivo de este investigador severo y tenaz.
   Por las dudas, aclaró: 'A mis colaboradores adjudico el mérito; yo sólo soy un representante de ellos'.
Algo es evidente: Leloir, fuera de su universo, más allá de su fantasmagórica trama de fórmulas, tiene los ojos vendados. Cree, por ejemplo, que el acontecimiento importa sobre todo para los jóvenes, 'que pueden entender que la investigación no es algo sin esperanza: todos pueden sentirse ilusionados de obtener un Premio Nobel'
.

Luis Federico Leloir (Canal Encuentro)


.


Leer más

0 comentarios: