El 19 de octubre de 1974, Independiente venció a San Pablo por 1 a 0 y obtuvo la tercera copa consecutiva. En Brasil habían vencido los locales por 2 a 1 y, en Avellaneda, el Rojo por 2 a 0; razón por la cual fueron a un partido desempate que se disputó en el estadio Nacional de Santiago de Chile. Ricardo Pavoni marcó el gol de la victoria y Carlos Gay atajó el penal que pudo haber sido el empate paulista a 15 minutos del final. El Gráfico cubrió la definición.
Texto extraído de El Gráfico nº 2872, del 23 de octubre de 1974
ESO QUE TIENEN LOS GRANDES EQUIPOS
"Por eso, deliberadamente, no me propuse profundizar en el trámite. Esa inquietud crítica no prevaleció en mi ánimo... ¿Analizar qué? ¿Un equipo que dispone de toda la cancha y de la pelota y que se suicida tirando centros y centros, frente a otro casi extenuado, impotente para expresarse en el lenguaje del fútbol? Pero sí encuentra el refugio en esa fortaleza que tiene Independiente para enfrentarse a la circunstancia desfavorable. ESO que sólo tienen los grandes equipos. Eso que está metido en las fibras de la dignidad y de la vergüenza … Que obliga a no claudicar, a no resignarse, a no sucumbir aunque se sienta abrumado. Ese escogido linaje que le viene desde hace muchos años sin deteriorarse, que hizo de este juego una manera de vivir y de sentir... Porque lo que no se puede conseguir jugando, se puede defender con los atributos del hombre. Con la integridad varonil de quien se juega todo ese resto que empuja desde adentro... ¿Para qué iba a dispersarme en el análisis cuidadosamente crítico?... Necesitaba expulsar el tumulto de sensaciones que me llevé del Estadio Nacional de Santiago. La nobleza de ese de hombres que terminaron abrazados en el medio del campo. Confundiendo sudor, fatiga, esfuerzo, dignidad, amor propio, integridad, en la misma conmovida explosión de poder seguir con esa antigua amante que al cabo de siempre concluye con la recompensa de una sonrisa que ya parece convertirse en eterna... INDEPENDIENTE Y LA COPA YA ES LA PAREJA MAS POPULAR Y CONOCIDA DE AMÉRICA... Cinco veces se encontraron. Ya hace tres años que no se separan... Ahí lo veo al Chivo Pavoni con ELLA... Ahí lo veo cruzando la cancha rumbo a la boca del túnel... ¿Cuántas Chivo? Cuatro. Cuatro veces. Se fueron los de antes. Llegaron los de ahora. La historia sigue... ¡Qué historia!... Oiga, ¿usted cree que es historia? No, si ahí están todavía Navarro, el Negro Rolan, el Pato Pastoriza, Bernao, el Pepé Santoro, Chirola Yazalde, Mario Rodríguez, Pipo Ferreiro, Savoy, el Negro Acevedo... Giribet... Están todos. No hay ni ANTES ni AHORA... Hay una manera de jugar que es una manera de vivir. Hay un estilo para sentirse equipo dentro y fuera de la cancha... Para la Copa no hay historia. Existe nada más que un único equipo que se llama Independiente... Ya el Chivo desapareció con ELLA por la boca del túnel... Se la lleva para ELLOS. Con ELLOS seguirá viviendo hasta el año que viene. Después ya sabrán ELLOS cómo conservarla...
HASTA QUE EL PIBE GAY SE INSCRIBE EN LA COPA
Ese minuto setenta y dos. Ese silbato y ese dedo de Orosco que señala los doce pasos.Fue el desempate Ese minuto setenta y dos. Ese silbato y ese dedo de Orosco que señala los doce pasos... Ese rumoreo bullicioso de las tribunas chilenas festejando ya el preámbulo del empate... Porque uno se pregunta desconcertado por qué los chilenos se manifiestan tan decidida y calurosamente partidarios de los brasileños... En eso de gritar ¡Brasil! ¡Brasil! Desde el comienzo. En eso de silbar ruidosamente a los argentinos... Y me digo así, porque no gritaban San Pablo sino Brasil. Era una cuestión de nacionalidad y no de simpatía de equipo. Al cabo, el silencio. Zé Carlos que tira a la derecha del pibe Gay. Y el pibe Gay revolcándose con la pelota. La pelota que se le va de las manos. Que Que amenaza trasponer la línea... Que no la traspone la línea... Que no la traspone. Que vuelve a las manos del pibe Gay. Que arranca explosión del grupo argentino. Que no es empate. Que mantiene el gol de ventaja rojo, ese que sirve para seguir apretándose adentro, para seguir exigiéndole un cacho más de esfuerzo a los riñones, un cacho más de vigor a las piernas que apenas si ya obedecen. Un cacho más de aire a la noche de Santiago... Un cacho más de prisa a la lenta marcha de los minutos... El ¡Brasil! ¡Brasil! Se va apagando. Ahora es la barra argentina que monopoliza el estadio..."
EL GOL DE LA VICTORIA
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