El 17 de septiembre de 1994, Enzo Francescoli volvió a disputar un partido con la camiseta de River Plate en torneos locales. Con el empate 0 a 0 ante Gimnasia y Esgrima La Plata, el uruguayo regresó luego de ocho años en Europa. Se había despedido del club Millonario el 9 de marzo de 1986, luego de consagrarse campeón en el club de Núñez. En una entrevista a El Gráfico, el futbolista habló en aquel momento de su regreso.
-¿Te dura el hambre de gloria a los 32 años, con los Mundiales jugados y cuatro temporadas en el fútbol italiano?
-Creo que es claro que no tengo la necesidad económica ni profesional de venir a River. Vuelvo porque quiero al club y porque es un desafío muy grande. Tengo las mismas ganas de ganar que cuando llegué por primera vez, a los 21 años. Cuando no las tenga más, dejo de jugar, sin dudas. Esa va a ser la única medida para decir que se terminó mi carrera. No me pongo plazos, ni siquiera sé si voy a finalizar en River. Por ahora firmamos un contrato por un año y medio con opción a uno más. Mi intención es cumplirlo y, junto con mis compañeros, darle alegrías a la gente. La hinchada de River no se olvidó de mí y eso es muy lindo para un futbolista. Me gratifica y me obliga con ellos.
(…)
-Prácticamente no conocés a ningún compañero.
-Sí, sólo jugué con Gabriel Cedrés en la Selección Uruguaya. Al resto del plantel recién lo estoy conociendo ahora. La mayoría son chicos jóvenes, con un gran futuro.
-Más allá de la idolatría de la gente y de la inyección económica que seguramente provocará tu llegada, también te buscaron para que manejes a esos chicos. Una apuesta similar a la del ´91, cuando regresó Ramón Díaz.
-Eso es normal, siempre le toca a la gente más experimentada aconsejar a los más nuevos. Cuando yo vine por primera vez a River, en abril de 1983, lo hicieron conmigo el Pato Fillol, el Conejo Tarantini, el Tolo Gallego, Mostaza Merlo, después el Beto Alonso… Así y todo me costó. Yo venía de un club chico como Wanderers de Montevideo y caí en un monstruo que además, en ese momento, estaba lleno de problemas. Me acuerdo que estuvimos cuarenta días sin jugar, entrenándonos solos en Palermo… Bueno, yo ya tuve la oportunidad de ayudar a algunos muchachos en el Cagliari. Hablaba mucho con Daniel Fonseca y con Marcelo Tejera, que eran dos chicos que recién se asomaban a un fútbol superprofesional. Es un orgullo que me depositen esa confianza.
-¿Con qué Francescoli se va a reencontrar el hincha de River?
-Eso lo van a tener que juzgar ustedes. Lo que puedo decir es que trataré de no cambiar mi regla fundamental, que siempre fue intentar jugar bien al fútbol, pero a lo que ya tenía le agregué más variantes posicionales. En Torino terminé jugando de segunda punta, por detrás de Andrea Silenzi, que era el único delantero neto. Puedo jugar ahí o más de punta. Dependerá de lo que me pida Gallego. Me voy a adaptar a las necesidades del equipo.
-¿Estás físicamente como para entrar enseguida en el ritmo de competencia?
-Futbolísticamente me falta. El último partido oficial lo jugué el 1º de mayo de este año, cuando perdimos 2 a 0 con la Roma. Fue la última fecha del campeonato italiano y a partir de ese momento tuve un par de meses de vacaciones. Pero de treinta días a esa parte, estuve haciendo una especie de pretemporada en Montevideo, dirigido por el profesor Esteban Gesto. Físicamente estoy perfecto, no tengo un kilo de más. Me falta fútbol, pero lo iré consiguiendo con el correr de los partidos. El miércoles contra Nacional y el domingo con Rosario Central van a ser dos buenas ocasiones para terminar de ponerme a punto. Si es que Gallego decide ponerme en la formación inicial...
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