El 15 de julio de 1974, el político radical Arturo Mor Roig fue asesinado “con un tiro proveniente de la Itaka de un comando integrado por seis hombres de la Agrupación Montoneros que lo individualizó de casualidad, destrozándole el cráneo y poniendo fin a su vida de la forma más violenta e injustificada” (Texto publicado en la revista Todo es Historia nº 386.“En las primeras horas de la tarde del 15 de julio de 1974, en el sencillo restaurante ‘Rincón de Italia’, ubicado en Pichincha y la Avenida Provincias Unidas de la populosa localidad de San Justo en la Provincia de Buenos Aires, Arturo Mor Roig había hecho un alto en su diaria actividad profesional y almorzaba junto a un amigo. Alejado de la función pública, voluntariamente retirado de la militancia política activa; vivía como un ciudadano más. Sus módicos ingresos como asesor de un establecimiento fabril de la zona eran su único sustento y el medio para completar sus aportes jubilatorios. Vivía desprovisto de toda custodia, a pesar del consejo de algunos amigos.
En esas circunstancias, fue atacado por la espalda con un tiro proveniente de la Itaka de un comando integrado por seis hombres de la Agrupación Montoneros que lo individualizó de casualidad, destrozándole el cráneo y poniendo fin a su vida de la forma más violenta e injustificada. Sus matadores cantarían posteriormente “Hoy, hoy qué contento estoy/vivan los Montoneros/que mataron a Mor Roig”.
El cruel e irracional asesinato de Mor Roig, ‘un ciudadano ejemplar’ según editorializara el diario La Nación, sólo puede encontrar explicación en el estado de enfermedad moral que afectaba entonces al país, sumido en el caso, el desgobierno, la violencia y la inseguridad, fruto de las profundas contradicciones internas del peronismo, así como las acechanzas de los cultores del odio y la muerte que pronto se ensañaron con todo el pueblo argentino en la noche más negra de su historia”.
Fragmento de la nota “Mor Roig: la política del diálogo”, de Diego Alberto Barovero, publicada en la edición nº 386 de la revista Todo es Historia, de septiembre de 1999.
“Después de producido el golpe militar conocido como Revolución Argentina, junto con Ricardo Balbín fue uno de los más importantes propulsores de La Hora del Pueblo, agrupación que nucleó a los más representativos partidos políticos. Mor Roig será recordado, sin embargo, por haber aceptado el cargo de ministro del Interior (1971-73) durante la dictadura de Alejandro A. Lanusse. Esta decisión, avalada por La Hora del Pueblo y no por su partido, que temiendo ser tildado de colaboracionista le pidió la renuncia, es sin duda el aspecto más controvertido de toda su vida pública y su actuación política. Propulsor de un peronismo sin Perón, se abocó a pilotear la salida electoral que pusiera fin al régimen militar imperante desde 1966 y condujera finalmente a las elecciones del 11 de marzo de 1973, en las que las fórmula del FREJULI, auspiciada por el general Perón, Héctor Cámpora-Vicente Solano Lima, finalmente se impuso por amplio margen sobre la de la UCR, Ricardo Balbín-Eduardo Gammond”.
Extracto de la reseña de Arturo Mor Roig, del Diccionario de los argentinos: hombres y mujeres del siglo XX, publicado por el diario Página/12 en 2001.
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