
“Es increíble cómo la gente, especialmente el periodismo, se da ‘manija’ con estas cosas. ‘Minguito’, en sus diferentes etapas fue siempre un personaje que respondió a la letra de los diferentes autores: Juan Carlos Chiappe, Gerardo Sofovich, Roberto Peregrino Salcedo, Augusto Korneta. No me ha molestado nunca lo que han dicho del personaje porque –ya lo señalé anteriormente-, cada uno tiene derecho a pensar y opinar sobre Minguito como mejor le dé la gana; Mingo no contesta nunca, Mingo acciona según el combustible que se encargaron de suministrarle sus fogoneros (libretistas), en todo caso habría que preguntarle a ellos estas mismas cosas. Pero, como no quiero sacarme el lazo de encima, voy a tratar de responder yo mismo.
¿Cómo va a molestarme que digan de Mingo que es un marginado si en realidad sí lo es? Mingo representa a todos los marginados del mundo porque Minguitos hay en Buenos Aires, en Avellaneda, en Nueva York, Japón, Alemania y Londres. ¿O no? Sucede que ‘todos’ somos un poco culpables de esas marginaciones que Minguito perdona, poniendo la otra mejilla, en nombre de los marginados del mundo. ¿Un antisocial? No, qué va a ser un antisocial. Primero quisiera qué es lo social y si en realidad nos manejamos –los que no somos Minguitos- socialmente (¡Vamos!) Mingo es un iletrado, que tiene la sabiduría del amor. ¿Para qué quiere más? A Mingo no le importa lo que se sabe sino lo que se siente. Mingo es popular, claro que sí; ¿no es eso estupendo? ¿Pregunta qué es Mingo en última instancia? Le contesto: Mingo es un niño grande, que sin saberlo está obedeciendo las palabras divinas ‘sólo los que sean como niños ganarán el reino de los cielos’”.
Reportaje a Juan Carlos Altavista, publicado en el número 869 de la revista Gente, del 18 de marzo de 1982
(1) Necrológica del diario Clarín publicada el 21 de julio de 1989.
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