7.8.13

Política

A 10 AÑOS DE LA MUERTE DE LIBORIO JUSTO
El 8 de agosto de 2003 a los 101 años de edad murió Liborio Justo, político, escritor y ensayista argentino. Hijo del general y presidente conservador Agustín P. Justo, fue uno de los primeros partidarios del trosquismo en la Argentina. Como narrador fue conocido por sus seudónimos Lobodón Garra y Quebracho. Su vida en tramos de "Yo soy el mesías de la Revolución", entrevista de Cristina Civale en la revista El Periodista, nº108 del 3 de octubre de 1986.


"Tengo un nieto yanqui, dos nietos ingleses y tres franceses. De manera que ya con ellos puedo fundar la Quinta Internacional". Con solemne ironía Liborio Justo anuncia su proyecto trascendental, aquel al que dedicó su vida y que piensa delegar a generaciones futuras, como base del organismo propulsor de una simétrica consigna: "ni stalinistas ni trotskystas; marxistas-leninistas".
A los 84 años, con una salud apenas ensombrecida por una disimulada sordera, con el rostro extrañablemente parecido al del cineasta John Houston, el pelo abundante y blanco y la ropa impecablemente combinada, el hijo mayor del general Agustín P. Justo dispara, salteando el paso del tiempo, una idea tras otra. Pero si se lo escucha bien, se detecta una única y puntual obsesión: la de convertirse en el constructor del pensamiento que posibilite a América Latina realizar la revolución socialista. Heredero a disgusto de una estirpe patética y oligárquica, ya desde muy joven se convirtió en el eslabón revulsivo de una cadena familiar para la que alguien como él, un revolucionario confeso, "padre" del trotskysmo en la Argentina, no era más que un aventurero hereje y subversivo. En efecto, su bisabuelo paterno, el gibraltarino Agustín P. Justo, fue uno de los hacendados que en 1866 fundó la Sociedad Rural Argentina. Su abuelo materno, Liborio Bernal, actuó en La Rioja contra las montoneras del "Chacho" Peñaloza, sofocó, siendo interventor federal de la provincia de Santa Fe, la revolución radical encabezada por Leandro N. Alem y fue Gran Maestro de la Gran Logia de la Argentina, sucediendo en este particular y privilegiado lugar a Rudecindo Roca. Su padre, el general Agustín P. Justo, fue director del Colegio Militar y Ministro de Guerra del presidente Marcelo T. de Alvear y encabezó, junto al general José E. Félix Uriburu, el golpe que en setiembre de 1930 derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen. Llegó a la presidencia de la República -mediante elecciones probadamente fraudulentas- en 1932 y se mantuvo en ella durante seis años, afianzando la dependencia del país con la corona británica.
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"Cuando llegué al marxismo-leninismo ya no era muchacho. Tenía entre 29 y 30 años. Toda mi vida me incliné al socialismo pero en el año '26 hice mi primer viaje a los Estados Unidos, que vivía una época de plena prosperidad. Aquello me deslumbró de forma tal que en un principio pensé que no había que luchar por el socialismo sino por eso. Me había entusiasmado con la democracia norteamericana." En este punto se podría empezar a delinear las constantes paradojas del pensamiento de Justo y acotar que se le empañó e! socialismo ante el raro estupor provocado en él por la democracia burguesa. Justo lo reconoce y se defiende: "Para mí no era burguesa porque todos eran iguales. Allí cualquiera podía ser millonario. Creí tanto en esto que me puse a estudiar el proceso norteamericano y a raíz de este estudio en el que analicé ideas e instituciones norteamericanas, conseguí una beca y en el año '30 me fui por segunda vez allá. En ese preciso momento me di cuenta de que no me interesaban los Estados Unidos sino la Unión Soviética. Este interés lo tuve siempre pero el viaje a Estados Unidos me hizo retroceder en mis puntos de vista. A pesar de que supe que en ese país no estaba mi ideal, mantuve algunas ilusiones sobre aspectos de la democracia norteamericana. Por eso volví en el '34, en plena crisis. Todos los economistas anunciaban que se iba a arreglar al día siguiente y ninguno acertaba. En ese preciso momento me dije: 'Esto no va' y empecé a estudiar seriamente qué era el socialismo".
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"Me acerqué al PC (Partido Comunista) buscando la forma de llegar a la masa que aún seguía, sugestionada por el prestigio de la Revolución de Octubre que aquél aparecía usufructuando. Pero ahí no había salida. Es un partido genuflexo ante la burocracia termidoriana de Moscú, antinacional y contrarrevolucionario. Fue la época en la que se declaró la revolución española. Me dije que no podía seguir con gente que estaba destruyendo la revolución, que asesinó a todos los trotskystas. El primero de ellos fue Victorio Codovilla que después vino acá. Era un agente del GPU, la policía secreta soviética. En ese momento publiqué una carta abierta a los compañeros comunistas en la que me declaraba trotskysta."
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Extrañamente, los puntos de vista de Liborio Justo sobre León Trotsky, el fundador de la Cuarta Internacional, coinciden con los de sectores también denostados por él, los stalinistas. Pero esto no le preocupa: "¡Qué importancia tiene la coincidencia si es la verdad! Cuando Trotsky se separó de Europa no luchó contra el capitalismo sino contra Stalin y se puso al servicio de Estados Unidos. La causa de la quiebra y degeneración del trotskysmo no debe buscarse, como podría parecer, en la inconducta de los trotskystas, sino en el mismo Trotsky. En México, por ejemplo, había un partido trotskysta más o menos importante del que expulsaron a un montón de gente a instancias de Trotsky por mantener puntos de vista que él había sostenido hacía poco. Como yo mantenía posiciones nacionales los de la Cuarta Internacional mandaron liquidarme".
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Que su padre fuera presidente, defensor de los intereses de la oligarquía, fue algo que siempre lo avergonzó. "Yo no quería saber nada con eso. Cuando me enteré que mi padre iba a ser presidente fue como si me tiraran una catedral por la cabeza. Durante todo ese tiempo no tuve trato con él. No quería involucrarme. Vivía con mi compañera en una pensión de 25 de Mayo y Cangallo y sólo veía a mi padre de lejos, cuando pasaba con su comitiva. Pero no estábamos enojados, cuando terminó su presidencia lo veía frecuentemente".
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Pronunciar "Juan Domingo Perón" es una clave mágica que altera e irrita a Liborio Justo: "Perón utilizó los métodos del fascismo e ideológicamente estaba vinculado a él. Sólo aspiraba a impedir la revolución proletaria. De su discurso en la Cámara de Comercio parte toda la base de su pensamiento. Allí Perón dijo: 'Señores capitalistas, no se asusten de mi obrerismo, tengo estancias y operarios, la clase obrera es de una idiosincracia tal que, dejándoles mejoras, es fácilmente manejable. Nunca el capitalismo va a estar más seguro'. Como estaba en contra el imperialismo de Estados Unidos y el imperialismo británico estaba en decadencia pudo hacer algunas cosas muy importantes y en esas cosas yo lo apoyaba. De todos modos los años de Perón no eran tiempos para andarse mostrando. Por eso yo me fui a vivir a las islas de Ibicuy donde me olvidé de todo, tanto que a la vuelta tuve que recordar quién era Trotsky". La exageración parece ser, a veces, la pauta para ciertos análisis políticos, aunque, quizás cabría detectar una provocativa falta de seriedad. Tal es su enfoque sobre el fenómeno Montoneros: "Eran fascistas. Es lo mismo que pasó en Europa con los cuerpos revolucionarios del nazismo. Lo importante es saber qué querían. ¿Se proponían hacer la revolución proletaria? No. Lo único que querían era mantenerlo a Cámpora o algo por el estilo. Eso no es revolución. Si el pueblo era peronista respondía a un engaño. Mussolini subió al poder llevado por las masas engañadas: ¿Acaso eso debía avalarse porque lo determinaba el pueblo? No. Lo mismo pasó acá con el peronismo y los montoneros. La revolución se hace de otra manera".
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¿Será Buenos Aires teatro de una revolución más importante que la de Mayo? Liborio Justo, precisamente, se formula esta pregunta porque considera que nuestro país es líder en la revolución proletaria. Un concepto realmente sorprendente: "Argentina es el único país de América Latina que tiene dos partidos trotskystas fuertes, el Movimiento al Socialismo y el Partido Obrero. En este momento están equivocados en aliarse con el Partido Comunista, evidentemente un cadáver, pero tienen una juventud extraordinaria, magnífica. Yo voy a plantear bases que ellos van a poder utilizar para emprender este camino. Pero fundamentalmente nuestro país está a la vanguardia porque es el único lugar donde se ha planteado la necesidad de crear la Quinta Internacional. No importa que el único que lo plantee sea yo. ¿Acaso Marx no estaba solo cuando hablaba de la Primera Internacional?".

Presentación de "Río Abajo" de Liborio Justo - Parte 1

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