24.8.12

Espectáculos

LOS CIEN AÑOS DE NARCISO IBÁÑEZ MENTA
El 25 de agosto de 1912 nació en España Narciso Ibáñez Menta. Hijo de una pareja de actores, en 1931 se radicó en la Argentina, donde a lo largo de tres décadas actuó en teatro, cine (filmó y dirigió más de cuarenta películas) además de ser guionista de radio y televisión. Si bien incursionó en muchos géneros, es recordado en nuestro país por sus papeles de terror en El fantasma de la ópera, El hombre que volvió de la muerte y El pulpo negro. Su testimonio, en tramos de “La gente teme a lo que no se ve”, entrevista de Gerardo Rozín en el diario La Prensa del 12 de marzo de 1995.




   “Con más de 80 años de edad, y casi otros tantos de actuación, la voz de Narciso Ibáñez Menta no debería esconder misterio alguno. Sin embargo, cuando sus palabras llegan a través del teléfono, desde su casa en Madrid, el que lo escucha siente que aún le resta descubrir algo. Cuando se refiere a las cosas que le producen miedo al público, y pone como ejemplo la idea de una 'casa solitaria, y una puerta que se abre poco a poco', Ibáñez Menta logra que su presencia parezca cercana. Hasta podría decirse que un clima de suspenso se apodera de la línea, aunque alrededor del receptor sólo se escuchen los ruidos histéricos y desordenados de la redacción de un diario. No es casualidad que dos canales de televisión hayan disputado su presencia para esta temporada aunque, por supuesto, el nombre de una obra pudo más que cualquier otra oferta. El fantasma de la ópera fue lo que le ofrecieron hacer los productores asociados a Telefé. Entonces, sin dudarlo, Ibáñez Menta dijo sí.

El verdadero fantasma

   El clásico del suspenso que ahora le tocará protagonizar a Arturo Puig, no es cualquier obra para Narciso Ibáñez Menta. 'Para mí ese ha sido uno de los recuerdos más importantes, que han quedado de mis trabajos en la televisión argentina', recordó el actor, quien por ese título (y otros como El hombre y la bestia) alcanzó alguno de los mayores éxitos de la incipiente producción televisiva nacional. Ahora vuelve. Pero ya no será fantasma, sino el presentador de los capítulos.
   -¿Cómo llegó a usted la propuesta de participar en la nueva versión?
   -La oferta me llegó por intermedio del señor Raúl Lecouna, quien está a cargo de la producción del programa. Y, desde luego, la idea me pareció muy bien. Ocurre que mis recuerdos están muy ligados a El fantasma de la ópera, puesto que se trata de una obra que hice en teatro en el año ‘34. Y, por supuesto, más tarde la interpreté en televisión. Allá por el año ‘60, cuando se inauguró el Canal 9.
   -¿Tuvo oportunidad de leer la nueva adaptación?
   -No, todavía no. Pero he pedido que me manden una copia cuanto antes porque quiero estar muy al tanto. Sé que será una versión muy diferente a las que hice tanto en televisión como en teatro.
(...)

Desde España

   Luego de vivir durante 36 años en el país, el actor volvió a su tierra natal en 1963, y desde entonces sus visitas a la Argentina fueron esporádicas. Sin embargo, Ibáñez Menta está convencido de que nunca se fue del todo. 'Además no ha pasado tanto desde que estuve la última vez. Fui para cumplir mis 80 años, y para recibir los premios Podestá', explicó durante el reportaje. En su último viaje, cuando festejó su cumpleaños en el programa de Mirtha Legrand, también fue declarado 'visitante ilustre' por el Concejo Deliberante.
   -¿A partir de este trabajo, usted está dispuesto a radicarse de nuevo en el país?
   -En realidad yo siempre lo estoy, lo que ocurre es que no siempre aparecen oportunidades. Ha ocurrido que el libro no me satisfacía, o que la propuesta no era la más idónea.
   -¿Qué elementos debe reunir un proyecto para convencerlo?
   -Que el libro sea bueno.
   -¿Y qué actividad desarrolla en España?
   -Bueno, he estado haciendo poco, pero siempre algo. Ultimamente hice algunas colaboraciones para televisión, dado que en los cuatro canales que existen en Madrid se están realizando series nuevas. Y he intervenido en algunas de ellas.

De terror

   La lenta desaparición del género de terror, primero en la televisión y luego en el cine, es un tema sobre el cual Ibáñez Menta tiene posición tomada: 'No hay nuevas ideas', asegura, mientras que muestra su rechazo hacia los actuales productos, hechos dentro de ese estilo.
   -¿Por qué cree que ya no se producen ciclos como los de entonces?
   -Estos programas no se siguen haciendo, y el problema es el mismo en todos los casos: no hay libros. No hay buenos y nuevos libros.
   -¿No cree que el género ha caído?
   -No, el género no ha caído. Le hacen falta nuevos temas. Respecto del misterio, en la actualidad todo es escatológico. Con hemoglobina, miembros amputados. Está cargado con mucho sexo, y es en verdad muy desagradable.
   -Es obvio que a usted no le gustaron esas nuevas expresiones del terror.
   -Creo que no le gusta a nadie que tenga buen gusto, ni a cualquiera que tenga respeto por el público.
   Luego llegó una pregunta obligada, y la lección del maestro.
   -¿Y qué es lo que le produce miedo a la gente?
   -Lo que no se ve, aseguró Ibáñez Menta, con un tono más parecido al que se le conoce cuando interpreta sus personajes, que al del amable actor residente en España. Esa forma tan particular de hablar, y esos silencios que lo hicieron distinto del resto, se mantuvieron durante unos cuántos pulsos telefónicos. 'La gente le tiene miedo a lo que no se ve. Esa es una de las cosas que más sobrecoge. Aquello que se presiente...', continuó, para volver a criticar 'a esas series como Viernes 13, uno, dos, tres y cuatro, o Pesadilla. La gente ya se cansó'.
   Sobre Madrid caía la noche, y tal vez por eso Ibáñez Menta creyó oportuno poner un ejemplo para explicar lo que él entiende que debe tener una pieza de suspenso. 'La gente teme a lo que se espera. Una puerta en una casa, no abandonada, pero sí solitaria en la noche. Una puerta que se abre lentamente. Esa puerta que, moviéndose poco a poco, es más impresionante que la presencia de un esqueleto', dijo, sin pensar en lo que ocurriría si algún pobre abonado al teléfono tenía su línea ligada y escuchaba de pronto la conversación.
   Y aprovechó el contacto con La Prensa, para hacerla 'embajadora e intérprete de mi cariño a ese público que me sigue como yo a él. Porque todo cuanto ocurre en la Argentina tiene eco en esta casa. Mi mujer y yo vivimos con el pensamiento puesto en ese Buenos Aires tan querido'. En la ciudad todavía estaba el sol de las cinco de la tarde. Menos mal.”

El pulpo negro, miniserie de 1985






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