3.8.12

Espectáculos

A 50 AÑOS DE LA MUERTE DE MARILYN MONROE
El 5 de agosto de 1962 Marilyn Monroe fue hallada sin vida. La autopsia dictaminó que una sobredosis de somníferos fue la causa de su muerte. Figura del cine de los años '50 e ícono de la cultura moderna, pese a los años transcurridos la imagen de la actriz estadounidense parece no opacarse. Su recuerdo, en tramos de 'Fama, ¿te vas? Adiós, ya te conozco', entrevista de Richard Meryman publicada en la revista Life en español el 3 de septiembre de 1962.




   “Con un abrigo de polo, una bufanda y ningún maquillaje, y con ganas de caminar, voy a veces de compras, o simplemente a ver gente. Pero de pronto algún jovencito despierto me reconoce y dice: 'Oigan, ¿saben quién creo que es ésa?' Y me empiezan a seguir. No me importa. Comprendo que alguna gente tiene curiosidad por saber si uno existe realmente. Los jovencitos, los chicos, con la cara resplandeciente, se entusiasman y no ven el momento de contárselo a sus amigos. Y los hombres de más edad se me acercan y me dicen: 'Voy a contárselo a mi esposa.' El día entero les parece distinto.
   Por la mañana, cuando salgo a la puerta, los recolectores de basura que recorren la calle 57 me dicen: 'Hola, Marilyn. ¿Qué tal estás hoy?' Para mí esto es un honor, y los adoro por eso. Y en cuanto a los obreros... lanzan un silbido de aprobación cuando me ven pasar. Primero porque ven una mujer, rubia y no mal formada. Y luego dicen: '¡Hombre, si es Marilyn Monroe!' Y eso tiene su gusto. Son momentos en que resulta agradable que la gente la conozca a una, y darse cuenta de que se es algo para ella.
   No sé por qué, pero tengo la impresión de que comprenden que yo siento -lo mismo en la pantalla que cuando los veo en persona-, que soy sincera cuando les digo hola y qué tal. Y ellos, fantaseando, se dicen: 'Qué cosa. ¡Y pensar que me ha pasado a mí!'
   Cuando se es famosa se hace una impresión penosa en cierta gente. Hay envidia; la fama la despierta. La gente con quien una tropieza se dice: 'Y después de todo, ¿quién es ella? ¿Quién se cree que es Marilyn Monroe?' Piensan que a causa de la fama tienen el privilegio de acercársele a una y decirle cualquier cosa, de cualquier naturaleza, sin que la hieran a una, como si hablaran con la ropa que una lleva puesta. Una vez quería comprar una casa. El dueño me recibió con mucha amabilidad. Y muy alegre agregó: 'Un momento, quiero presentarle a mi esposa.' Y bien; ella apareció y sin más ni más me dijo: '¿Quiere hacer el favor de mandarse mudar?'
   Uno siempre tropieza con el subconsciente de la gente. Tomemos los actores... o los directores. En general no me lo dicen a mí, se lo dicen a los periodistas porque así se hace más ruido. Si me insultan en mi propia cara yo les digo 'váyanse a bañar', y allí se termina el asunto. Pero si se trata de periódicos, la cosa se difunde de costa a costa y da la vuelta al mundo.
(…)
   La fama tiene un peso especial que será mejor que explique. No me importa la obligación de ser encantadora y sensual. Pero lo que va con eso es cargante, como lo que pasó con aquel hombre que me quiso mostrar la casa y su mujer me dijo 'mándese mudar'. Pienso que la belleza y la feminidad no tienen edad y no pueden fabricarse, y que el encanto -aunque a los fabricantes no les guste- tampoco se fabrica. No el encanto real, pues está basado en la feminidad. Pienso que la sensualidad es atractiva sólo cuando es natural y espontánea. Allí es donde muchos se equivocan. Y además hay algo que tengo que desembuchar. Todos nacemos con atractivo físico, gracias a Dios, pero es una lástima que mucha gente desprecie y arruine ese don natural. El arte, el arte verdadero, viene de allí... todo.
   Nunca entendí realmente eso del símbolo sexual. A mí me sonaba igual que címbalo. Y eso es lo malo, el símbolo sexual se convierte en una cosa. Yo odio ser una cosa. ¡Pero si tengo que ser símbolo o algo, prefiero serlo del sexo y no de otras cosas que también tienen símbolos! Esas chicas que tratan de ser como yo... supongo que en el estudio las obligan a eso, o que a ellas mismas se les ocurre. Pero les falta algo -se pueden hacer bromas sobre esto, como decir que les falta el frente o la retaguardia- pero yo me refiero al medio en que uno vive.
(…)
   La fama para mí es por cierto una felicidad parcial y temporaria; lo es aún para un pobre diablo. Y yo fui criada así. La fama no es en realidad para todos los días. No es lo que llena. Alegra un poco, pero con una alegría pasajera. Es como el caviar: es bueno, pero no para comerlo en cada comida todos los días del año.
   Como nunca había sido feliz, nunca lo tomé como cosa natural. Pensé que eso vendría con el matrimonio. Yo fui criada en forma distinta a la generalidad de los chicos, porque a la mayoría se les enseña a esperar la felicidad, a ser feliz, es decir a tener éxito, a estar contento, todo a su debido tiempo. Y sin embargo, debido a la fama pude conocer y casarme con dos de los hombres mejores que había encontrado hasta entonces.
   No creo que la gente se vuelva contra mí; no por cuenta propia. Me gusta la gente. 'El público' me asusta, pero confío en la gente. Puede que se dejen impresionar por la prensa o cuando un estudio empieza a esparcir toda clase de historias. Pero creo que cuando la gente va a ver una película, juzga por sí misma. Los humanos somos criaturas extrañas y siempre nos reservamos el derecho de pensar por nuestra cuenta.
   En una ocasión se consideró que todo había terminado para mí. Cuando Arthur Miller fue juzgado por desacato al Congreso, cierto director ejecutivo de una corporación dijo que Miller debía dar ciertos nombres, y que yo debía tratar de que lo hiciera, si no estaría terminada. Y contesté: 'Estoy orgullosa de la posición de mi marido y lo apoyo en todo.' Y lo mismo hizo la corte. 'Está acabada, me dijeron. Nadie volverá a oir hablar de Ud.'
   Debe ser algo como un alivio eso de sentirse acabada. Es como si uno estuviera metida en alguna especie de carrera, y de repente llegara a la meta y diera un suspiro: ¡Ya está! Pero nunca está. Hay que empezar todo de nuevo. Pero yo creo que una siempre vale lo que vale su potencial.
   Ahora vivo para mi trabajo y para algunas amistades con las cuales puedo contar realmente. La fama pasará; y adiós, te he conocido, fama. Siempre supe que era voluble. Al menos la conocí, pero no le doy importancia.”

My heart belongs to Daddy, de la película Let's Make Love (llamada La adorable pecadora en Argentina)


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