9.11.11

Política internacional

PINOCHET-VIDELA: CUMBRE DE DICTADORES
El 11 de noviembre de 1976 el dictador Jorge Rafael Videla comenzó una visita a su par chileno Augusto Pinochet. El encuentro finalizó con una Declaración Conjunta donde destacaban que 'el bienestar de sus pueblos sólo puede ser alcanzado en una sociedad que rechace todo tipo de violencia’. Tras condenar ‘al terrorismo y a la subversión internacional, en cualquiera de sus formas, directas o indirectas, por que atentan contra el derecho del hombre a vivir seguro, en paz y en dignidad’, exhortaban ‘a los organismos internacionales competentes a adoptar urgentes medidas para prevenir y sancionar al terrorismo'. Su arribo, en tramos de Videla subrayó en Santiago la trascendencia del desarrollo, nota de Enrique Alonso en el diario La Opinión del 12 de noviembre de 1976.






   “Cuando el presidente Jorge Rafael Videla tocó ayer tierra chilena, en el aeropuerto de Pudahuel, el general Augusto Pinochet le dio la bienvenida con una invitación a estrechar los vínculos fraternos para enfrentar 'al enemigo común' que pretende 'interferir la soberanía de nuestras naciones para sumirlas en el caos de la violencia y de la agresión totalitaria'.
   Unas horas más tarde, en el transcurso de la ceremonia que para condecorarlo se realizó en el Palacio Portales, el general Videla señaló que existen arduos problemas a enfrentar, tal como los hubo en la época de la emancipación y enumeró -en ese orden- 'los que plantea la exigencia irrenunciable del desarrollo y la justicia social' y ''los derivados de una acción subversiva a escala mundial que amenaza a la libertad y la dignidad del hombre'.
   Los observadores señalaron un matiz de diferenciación, que puede ser casual o no. En efecto, la propuesta del general Pinochet significaría, en la práctica, una adscripción de Buenos Aires a las tesis reiteradamente propuestas en Santiago, con respecto a la misión de los países del Cono Sur de llevar adelante una suerte de cruzada contra el bloque soviético y sus adherentes externos. La defensa del desarrollo y la justicia social, sin desmedro de la lucha contra la subversión, significan el propósito de configurar una nueva relación de poder en la parte más austral de América, apartando los obstáculos que se oponen a ello, uno de los cuales es obviamente la subversión, mientras otro de similar importancia podría ser el aislamiento internacional.
   Se da entonces la paradoja de que la cuestión con Chile no consiste en favorecer el acercamiento, puesto que con respecto a ello hay un consenso amplio de ambos lados de la Cordillera, sino en establecer cuál será la naturaleza de esa vinculación. En otras palabras, si será predominantemente económica, científica y cultural o por el contrario, será predominantemente política.
   A una fortificación de los vínculos llaman una serie de factores. Del lado argentino, existe un deseo de mejorar la posición relativa en el Cono Sur, a través de una serie de negociaciones que culminarán con el Brasil. Del lado chileno, empujan en idéntico sentido la necesidad de romper su aislamiento, así como la alternativa económica que ofrecen las naciones del Atlántico ante el reciente alejamiento del gobierno de Santiago del Pacto Andino.
   Son todos factores objetivos, que permanecen aunque no se establezca una suerte de 'frente político'. El emblocamiento, en cambio, tendría como consecuencia extender a otros países las circunstancias que actualmente soporta Chile, determinadas por el problema de los derechos humanos y por su actitud internacional intransigente.
   La Argentina está todavía en disposición de evitar esos riesgos. Es más, puede proponerse como un puente entre Chile y la comunidad mundial en la misma medida en que se atenúen los aspectos conflictivos ya mencionados. Cabe recordar que recientemente Chile debió rechazar la asistencia de los Estados Unidos, porque el monto de la misma había sido recortado como una suerte de sanción.
(…)
   De manera que no parece probable que todo el rédito político de la visita del general Videla pueda ser capitalizado por las autoridades de Santiago. Por el contrario, desde sus primeras manifestaciones, el general Videla ha tendido a diferenciarse. A su juicio, el desafío para países como la Argentina y sus vecinos del Cono Sur incluye el logro de objetivos precisos como 'la exaltación del ser nacional, la defensa de los valores del espíritu y la cultura, la proyección de nuestras personalidades nacionales, la instauración de un orden económico eficiente y justo, la paz social como único marco para la realización integral del hombre y, en definitiva, el establecimiento de una auténtica igualdad de oportunidades'.
   Este tránsito -favorecido por las tendencias de democratización política y social que se observan en Brasil- no depende de situaciones de coyuntura, como la lucha contra la subversión. Esta última puede ser trabada por todos los medios aptos, uno de los cuales es el puramente militar. El contraste con el movimiento de ascenso de toda una sociedad contribuirá a su erradicación.”






Leer más

0 comentarios: