3.12.10

Fútbol

A 15 AÑOS DEL ÚLTIMO TÍTULO INTERNACIONAL DE INDEPENDIENTE
A pocos días de la segunda final de la Copa Sudamericana, recordamos el último título internacional de Independiente. El 6 de diciembre de 1995 el equipo dirigido por Miguel Ángel López se consagró campeón de la Supercopa en el estadio Maracaná. El recuerdo del entrenador, en fragmentos de Zurdo, te la ganaste, nota de Diego Borinsky en El Gráfico nº 3975 del 12 de diciembre de 1995.



   “El Zurdo deambulaba por el césped del Maracaná, donde todos su equipo celebraba el título. Los miraba feliz, pero con su estilo, para adentro. De pronto, lo llamaron. Entonces dio un par de pasos, acomodó algo su saco, estiró el cuello y recibió lo que hace sólo un par de meses parecía imposible. Apenas la cinta roja con la respectiva medalla se instaló en su cuerpo, cerró los dos puños y lanzó el grito seco, corto, cargado de felicidad: “¡Vamos Independiente, carajo!”
(...)
   -Convengamos que su equipo no jugaba bien...
   -No estoy de acuerdo, nuestro equipo jugó casi siempre bien. Empató muchos partidos, pero perdiendo goles en el arco contrario. Contra Banfield, por dar un ejemplo, erramos 14 goles. Pero no, como acá sólo se critica por el resultado, decían: “Independiente fue un desastre”. Ese partido contra Banfield, ante San Lorenzo y frente a Estudiantes el equipo estuvo brillante.
   -¡¿Brillante?!
   -Sí, brillante, sólo faltó definir mejor. Pero en este país, parece que desde hace un tiempo cambió el gusto por el fútbol: ahora se dice que un equipo de fútbol es difícil si se mete todo atrás y complica la vida, no el que toca y trata de llegar armoniosamente al arco rival.
   -Pero los hinchas también saben ver fútbol, y le daba bronca que usted pusiera tantos volantes de marca y sólo un delantero...
   -El fútbol se analiza por lo que sucede en el campo, no por lo previo. Además, depende de qué llamamos volante. Para mí, si el volante juega en el área propia y no llega al arco rival, no es un volante. El Pájaro Domizi, por ejemplo, defiende y mete un gol contra el Flamengo. Eso es un jugador de fútbol completo. Y Mazzoni tiene que jugar en el área rival, pero también en la mía. Como Domizi le da una mano adelante, también necesita que Mazzoni le dé una mano atrás. Lo que pasa es que muchos viven sujetos a sistemas convencionales, que fueron realidad en su momento, pero que se han modificado. Y como no se conoce el tema, atacan. Como si jugar con tres delanteros garantizara un buen ataque. El fútbol no es ofensivo ni defensivo. Se trata de jugar bien o mal. Si pongo tres delanteros y no llego, no soy ofensivo, soy inofensivo, jugué mal.
(...)
   -Pero este Independiente es inferior al que ganó la Supercopa del año pasado...
   -No, el nuestro es mejor, juega colectivamente mejor. Aquél llegaba el 10 por ciento de éste, pero tenía a Rambert, el mejor goleador del fútbol argentino. Y con dos situaciones, como ocurrió en finales, definía un partido. Boca lo caminó a Independiente en la Bombonera, pero Rambert pescó un gol y empató...
   -Hablemos de este Independiente. ¿No le preocupa que quede en la historia como un equipo al que no le sobró nada?
   -¿Por qué?
   -Y, por ejemplo, al que ganó la Libertadores del ´84 le sobraba bastante...
   -No sé. ¿Podemos comprobar si aquel equipo hubiera ganado en el Maracaná o en Santos? Acá nos clasificamos contra dos equipos brasileños y contra River, todas las veces jugando de visitante, ojo con eso. Dimos la vuelta en el Maracaná. Y sólo recuerdo a la Selección de Uruguay que lo haya logrado.
   -¿Cuáles fueron las claves del equipo, los jugadores fundamentales?
   -Yo puedo hablar del plantel en sí. Cuando uno arma un plantel, se suele encontrar diferentes tipos de personalidades y debe hacerlo homogéneo. Uno quiere que el futbolista sea consciente de la responsablildad profesional, sin la necesidad de una pauta disciplinaria, como puede ser una multa. Busca que el jugador esté involucrado en el trabajo. Este plantel de Independiente es asombrosamente ideal en todo sentido. Más allá de las capacidades futbolísticas, existe una conciencia profesional, una humildad propia de los equipos chicos. Eso facilita tremendamente la gestión. Después, dentro de la cancha, el sello de la casa es ‘fútbol y garra’. Y este equipo lo tiene.
   -¿Qué sintió cuando el árbitro pitó el final del partido?
   -En realidad, hacía un rato que el partido había terminado. Cuando entro Burruchaga, se terminó la angustia deportiva. Después, sí, con el pitazo, hice la recorrida por todos los seres queridos, desde la familia hasta la gente del pueblo donde nací, de Ticino, también de Villa María, donde me crié desde pequeño... Todas esas personas sufren y disfrutan a la par de uno, están en las buenas y en las malas. En ellos pensé.
(...)
   Termina la charla. Buenos Aires comienza a divisarse por la ventanilla del avión. La mano izquierda de López, ésa que de chico le dejó instalado el apodo, reposa al fin, después de moverse enérgicamente durante el viaje. Posa con la Supercopa, la observa, le da un beso. Se despide: “¡Vamos Independiente, carajo!”


IMÁGENES DE LA DEFINICIÓN



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