9.1.11

Espectáculos

A 15 AÑOS DE LA MUERTE DE TATO BORES
El 11 de enero de 1996 falleció Mauricio Borenstein, más conocido como Tato Bores, 'actor cómico de la Nación'. Debutó adolescente en el teatro, y luego trabajó en radio y cine. Llegó en 1957 a la televisión donde hizo populares programas como Tato siempre en domingo, Por siempre Tato y Tato de América. Tramos de Quisiera brindar con Groucho Marx, entrevista de Marcelo Birmajer, publicada en la revista Man de enero de 1993.




   “-Tato, usted a los catorce años le llevaba los instrumentos, es decir que era 'plomo' de la orquesta del maestro Luis Rolero. ¿La música era entonces una vocación?
    -Sin duda. Pero nunca tuve paciencia para estudiar, como no tengo paciencia para casi nada. Ahora mi hijo Sebastián me regaló un saxofón, pero lo voy a devolver, porque no me voy a poner a estudiar. Sé que si lo tengo cerca puedo soplar, sacar sonidos, pero nunca tocar en serio. A los catorce años estudiaba clarinete, podía tocar dos o tres notas seguidas; después, cuando empecé a trabajar, me olvidé. En aquel entonces sí quería ser músico, tocar en una orquesta, pero había muchos músicos y muy pocos profesores. Yo estudié con un muy buen músico que no era maestro, no sabía enseñar.
(…)
    -¿Cómo recuerda su adolescencia, hijo de padres judìos, con los nazis en Europa...
    -Bueno, yo era un pibe. En ese momento no sabíamos exactamente la dimensión de la atrocidad que estaban cometiendo los criminales nazis. Pero recuerdo muy bien que cuando los aliados retomaron París, la gente salió a festejar por la avenida Corrientes y la policía salió a repartir palazos contra la gente que festejaba. Eso me lo acuerdo bien.
(…)
    -¿Por qué su personaje habla tan rápido?
    -Pepe Arias, un gran cómico con quien yo trabajaba en mis comienzos y que llegó a verme famoso en la tele, me decía que yo hablaba rápido porque tenía un miedo de torero: quería terminar la faena rápido. El torero que le tiene miedo al toro hace rápido todas las morisquetas que el público espera porque quiere terminar rápido la faena, usar la espada, matar al toro e irse. Y Pepe Arias tenía bastante razón, porque mi obsesión por no improvisar, por tener todo ensayado, por hacer las cosas bien, es porque me da bastante vergüenza estar frente al público. Cuando termino en la tele, cuando sale el cartelito que dice 'fue una producción de Proartel', es el peor momento porque hay que empezar de nuevo'.
    -¿Y el frac y la peluca?
    -El frac, porque yo decía que en el gobierno cambiaban tanto de ministros, de embajadores, de secretarios, que por las dudas había que estar de frac, para estar listos en caso de que nos tocara un cargo. En cuanto a la peluca, descubrí hace muchos años que algunas cosas se pueden decir con más soltura disfrazado que vestido normalmente. Y de ahí también los anteojos sin el vidrio y el cigarro. Yo me fumaba dos cigarros por programa. No se me apagaban, sabía darles la chupada en el momento justo, pero después quedaba reventado: ¡dos cigarros por programa!
(…)
    -Frondizi, Alfonsín y Menem... ¿cuál es el más jugoso humorísticamente?
    -Sin duda, Menem. Frondizi era serio, las macanas que se mandaba eran serias y más serias aún las que le hacían. Alfonsín también es muy serio. Y Menem, dada su condición particular, la de gustarle jugar al tenis, al golf, ser coqueto, arreglarse el pelo, las pilchas, es el que más material me ha dado. Se lo agradecí mucho en el último programa.
    -Usted, por su personaje, tiene una relación simbiótica con la Argentina... ¿se imagina trabajando fuera del país?
    -A esta altura, más que trabajando afuera, me imagino descansando. Claro que si por algún motivo me tocara, creo que me ayudaría el haber sido una figura del espectáculo en la Argentina; haber gastado varios pares de zapatos en un escenario te da soga para seguir gastándolos en otro. Pero Tato es netamente argentino. Trabajar de protagonista en tu cancha es muy distinto de trabajar en la cancha del otro. Yo he traído a mi programa a figuras artísticas internacionales que se sentían muy cohibidas. Siempre trato de ayudar a ese actor en rodeo ajeno; lo acaricio, le doy besitos, le explico que esa parte del programa es para que él se luzca, porque imagino lo duro que debe ser trabajar de visitante.
    -¿Qué tipo de humor y de humoristas prefiere como espectador?
    -De los extranjeros, si te digo Woody Allen es un lugar común, pero inevitable. Es ingenioso. De acá, me gustan mucho los que trabajan con Gasalla: Urdapilleta y Tortonese me hacen reír a carcajadas. La torta en la cara me sigue gustando y sorprendiendo, como Los Tres Chiflados, por ejemplo. Biondi era un fenómeno, creo que el mejor de todos nosotros. Otro era Olmedo.
    -Si pudiese invitar a su brindis a personajes célebres de la historia contemporánea, ¿a quiénes convocaría?
    -Sería interesante hacer un brindis con Freud, un brindis con Einstein, con Chaplin. Pero especialmente con Groucho Marx. Él es para mí el padre de todos los humoristas que mencioné antes.”



Tato entrevistado por Jorge Cacho Fontana


Selección de monólogos de Tato


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