23.12.10

Música

LOS 75 AÑOS DE SUSANA RINALDI
En la Navidad de 1935 nació Susana Rinaldi. Tras estudiar en la Escuela Nacional de Arte Dramático y en el Conservatorio Nacional de Música, trabajó como actriz y cantante en radio, televisión, cine y teatro. Su acercamiento a la música ciudadana se produjo en 1966, cuando el sello Madrigal le propuso grabar un recital de poesía, pero ella contraofertó un disco de tangos. Fragmentos de 'Soy contestataria y transgresora', entrevista de Irene Amuchástegui en el diario Clarín del 8 de enero de 1996.




   “Poco antes de partir, sentada en su living de Buenos Aires, envuelta en prendas vaporosas y con el maquillaje intacto a pesar del calor sofocante, Rinaldi anunciaba que con los sesenta años comienza para ella 'una década de madurez, de comprensión de las cosas desde otro lugar, no tan fanático ni compulsivo'. Lo dice una mujer a la que sus definidas posiciones públicas frente a los más variados temas -tango, política, feminismo- la convirtieron en un personaje polémico. Y le valieron casi tanta notoriedad como su audacia interpretativa, como su epopeya parisina, o como el célebre elogio que le dedicó el escritor Julio Cortázar, el más radical de sus fanas, que concluyó: '… es suficiente escuchar a Susana Rinaldi para descubrir que lo esencial queda intacto y que Gardel, él mismo, muerto hace más de cuarenta años, sería el primero en admirar a la más grande cantante de tangos de nuestro tiempo'.
   Hoy, las pasiones de Susana Rinaldi están dirigidas a su trabajo como embajadora de Buena Voluntad designada por la Unesco -se ocupa especialmente de temas de alfabetización- y al recuperado terreno del tango. A propósito, habla de una 'vuelta de tuerca a favor del género', reflejada en que 'ya no se piensa en el tango como en un mamotreto, un fósil, sino como en un hecho vivo. Prueba de ello: ahora me he enterado por mi hijo de que Fito Páez va a hacer tango. Supongo que habrá ciertos guetos que le cierren el paso al tango por derecho propio. Pero todo el mundo sabe, y la historia de la humanidad nos lo cuenta, que los guetos se disuelven'.
   -Usted misma ha sido muy resistida.
   -No se confunda: sigo siendo resistida. Precisamente, el otro día, pensaba que debería analizar detenidamente por qué y cómo ocurre esto. Por qué todavía hay gente que se sorprende cuando me dan un premio. Por qué ciertas palabras mías caen con un peso más rotundo del que tienen, las mismas palabras, en boca de otros. ¿Por qué? Y, bueno: primero, porque soy mujer. Segundo, porque soy alta. Tercero, porque tengo opinión propia. Y porque, encima, uso sombrero... lo cual parece ser imperdonable.
   -¿Y los factores relacionados estrictamente con lo artístico?
   -Lo diferente siempre causa miedo, pavor y rechazo. En mi caso particular, creo que lo que genera resistencia es advertir que en la selección de cada tema de mi repertorio hay una necesidad, un pensamiento. Es decir, que yo no canto un tema porque me gusta y nada más. Yo canto para no callarme, porque el canto dice por mí lo que quiero decir. Soy contestataria, transgresora, y me gusta el desafío, sobre todo en tiempos de achanchamiento donde todo parece ser de una resignación pareja. Entonces, salgo a la palestra con un toque de atención. A lo mejor me equivoco, a lo mejor interpreto de una manera muy reducida la sociedad a la que pertenezco. Y a lo mejor tanta ñoñería, estereotipo, chillido y repertorio falso que andan por ahí son la gran interpretación de la cosa masiva.
    Dice que prefiere a la Libertad Lamarque de hoy que a la de cuarenta años atrás. Y aclara que su preferida, y su modelo, fue siempre la legendaria Mercedes Simone: 'Porque no se vestía de hombre, tenía una voz fantástica y era lo que se dice una morocha argentina, físicamente parecida a mi abuela'. Pertenece a esa clase, afirma, a la misma raza de Simone, de Tania 'que este año, a los 95, se plantó en el escenario del teatro de La Colline a recibir la ovación de los parisinos'. Cuenta que de todas aprendió algo: desde Virginia Luque hasta Judy Gardland, pasando por Edith Piaf y por la italiana Mina. Y apunta que, en cambio, en tantos años de carrera, apenas una cantante, Patricia Barone, admitió haber aprendido algo de ella.
    Después los recuerdos derivan hacia el genial y olvidado músico Eduardo Rovira -el bandoneonista que la acompañó en una grabación inhallable-. Hacia su encuentro en París y su amistad con Cortázar, 'una de esas pocas personas que agradezco haber conocido, haber amado, y haber tenido tiempo de decírselo'. Y, finalmente, hacia la Buenos Aires en la que todavía quedaban techos bajos, cuando en su barrio de la infancia, Caballito, ella soñaba con parecerse a la Simone.”


Cuando un amigo se va, por Alberto Cortez y Susana Rinaldi




Susana Rinaldi canta en un homenaje a María Felix en el programa "La Movida", conducido por Veronica Castro (1991)



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